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Con los ojos puestos en el ángel y espantado, él dijo:

—¿Qué hay, Señor?

Y le dijo:

—Tus oraciones y tus obras de misericordia han subido como recordatorio ante la presencia de Dios. Ahora, pues, envía hombres a Jope y haz venir a cierto Simón, que tiene por sobrenombre Pedro. Este se hospeda con un tal Simón, curtidor, quien tiene su casa junto al mar.

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